Bandas De Moteros Japonesas – Bosozoku!
Bōsōquéééé!?
¿Has visto Akira? Si lo has hecho, se podría decir que las bandas de moteros en Akira, eran los bōsōzoku del futuro. En la vida real, la palabra bōsōzoku es a menudo sinónimo de modificaciones ilegales y de ruidos ensordecedores de tubos de escape. Los miembros de esta banda no llevan cascos a pesar de que sea ilegal en Japón, se saltan los discos, pilotan peligrosamente entre el tráfico yendo a gran velocidad por calles de ciudad y a centenares por suburbios a velocidades de 7km/h haciendo el mayor ruido posible y ondeando sus banderas imperialistas. También empiezan peleas con armas tales como katanas de madera, bates de béisbol o cócteles Molotov… La moto al principio del grupo es siempre la del líder y organizador del evento ya al que está prohibido adelantar. La policía les llama Maru-Sō 丸走.
Bōsōzoku significa “tribus veloces y violentas”, curiosamente, este término fue inventado por los reporteros. Estos grupos no se parecen en nada a las bandas de moteros americanas a las que estamos más acostumbrados. Los bōsōzoku de hoy en día, o por lo menos los de los años 80, seguían atrapados en los días tras la Segunda Guerra Mundial. Adoptaron el estilo de niños rebeldes americanos con sus peinados estilo pompadour y sus chupas de cuero, sus armas de corto alcance como cuchillos o bates y su actitud macarra.
Estas bandas de bōsōzoku estaban generalmente compuestas por jóvenes entre 16 y 20 años (siendo 20 la edad legal en Japón), los años en los que puedes pilotar una moto pero no conducir un coche. Su actitud anti-anti y su falta de respeto hacia cualquier tipo de autoridad los alejaba del adolescente medio en Japón. Muchos de los miembros de los bōsōzoku se convertían en bajos rangos de los Yakuza tras cumplir 20 años. Esto significa que los bōsōzoku, al contrario que las bandas de moteros estadounidenses, nunca fueron liderados por adultos.
Las Raíces
Tras la Segunda Guerra Mundial y habiendo luchado con la idea de no volver con vida a casa, muchos de los veteranos volvieron con síndromes de post-guerra y muchas otras dificultades, causa por lo que su reintegración en la sociedad era casi imposible. El ejemplo por excelencia lo tenían los pilotos kamikazes a los que se les asignaron misiones que jamás llegaron a tener lugar. Todos estos individuos necesitaban escapar de sus pensamientos y volver a sentirse parte del sistema. La actividad más común que encontraron este tipo de personas para saciar su sed de acción y emoción fue formar parte de bandas en las calles de las ciudades. La inspiración venía de películas extranjeras como Rebelde Sin Causa (1955) al igual que sus ídolos, James Dean.
Todos estos ingredientes se mezclaron con la juventud obsesionada por las motos y los precursores del bōsōzoku empezaron a salir como setas. Al principio se les conocía con el nombre de kaminari zoku 雷族 o “Tribu Del Rayo”. La mayor parte de los bōsōzoku venían de clases sociales bajas y utilizaban las actividades de la banda para expresar su insatisfacción con el sistema y con la sociedad japonesa en general, al igual que en la mayor parte de los países.
El Zenit
Entre 1980 y 1990, las bandas bōsōzoku rodaban en masas por las carreteras frecuentemente. Los motoristas solían pasar de largo en los peajes sin parar cuando la policía les intentaba parar. Año nuevo era la quedada de masas más popular para los bōsōzoku. Los moteros golpeaban los coches, amenazaban a sus ocupantes, daban palizas a otros motoristas o peatones que se cruzaran en su camino o que hicieran notoria su disconformidad para con estos. Los extranjeros eran la diana favorita de sus agresiones. Estas bandas eran básicamente un coñazo para la comunidad japonesa en general y para los cuerpos policiales en particular. La participación en estas bandas llegó a su zenit en 1982, llegando a contar con 42.510 miembros.
Bōsōzoku Hoy
Fue a partir del 2004 cuando el gobierno decidió endurecer la ley de tráfico para darle más poder a la policía y que estos pudieran arrestar y castigar a las bandas conduciendo de forma temeraria. Esto funcionó bastante bien, los arrestos subieron como la espuma y la participación de los bōsōzoku fue cayendo proporcionalmente. Tan solo 7 años después de que se hubiera instaurado la nueva ley, el cuerpo nacional de policía japonés anunciaba que los miembros en bandas de motoristas se habían desplomado de 42.510 a 9,064 y el número de bandas de 507 a 76.
Con la economía global en recesión, los pocos miembros que quedaban en las bandas de bōsōzoku cada vez tenían menos dinero por lo que ya no se podían permitir modificar las motos o su ropa de una manera tan radical como lo hicieron sus predecesores. Así que como ya dijo Darwin, no es el más fuerte el que sobrevive sino el que mejor se adapta a los cambios, y estos adolscentes lo comprendieron, empezaron a conducir scooters en grupos más pequeños, ya no llevaban ropa tan molona e incluso empezaron a llevar casco ya que si les pillaban no iban a poder pagar la multa por no llevarlo. Definitivamente unas bandas muy distintas de las que tuvo bōsōzoku en su época más dorada.
Sus Burras
¿Qué es exactamente una moto modificada estilo bōsōzoku? Pues es probablemente la moto más flashy que te puedes echar a la cara. Estas motos normalmente consisten en una base de moto japonesa estándar como una Suzuki, Yamaha, Kawasaki u Honda que combina un eje delantero muy alto con un manillar también muy alto como el de una chopper americana y un carenado gigante parecido al de una cafe racer inglesa.
Estas motos no son solo ruidosas por sus tubos de escape modificados sino especialmente por los colores tan chillones que tienen!! Cubre barros y depósitos con “soles nacientes” kamikazes, colores de neón, purpurina, pegatinas y por supuesto una bandera gigante que ondea el símbolo de la banda. A veces tienen incluso varios carenados uno encima de otro haciendo una torre y todo adornado con luces de navidad, porque nunca es demasiado….NUNCA!!
El Look
El estereotipo del bōsōzoku ha sido retratado y caricaturizado en infinidad de ocasiones en anime, manga y películas. El miembro típico lleva un mono de trabajo o un tokkō-fuku 特攻服 “Uniforme Especial de Ataque” que era el uniforme de los pilotos kamikazes. En su armario también podemos encontrar una especie de kimono/gabardina con los eslóganes del grupo en kanji y los logos de la banda. Esta especie de bata se lleva normalmente abierta y debajo el pecho se lleva vendado como un samurai. El kimono del líder se pasa de generación en generación, líder tras líder y nunca puede ser lavado. También llevan pantalones anchos remetidos en botas altas.
Un tasuki también formará parte del atuendo, esto consiste en unas tiras en forma de equis atadas alrededor del torso, un look inspirado en los pilotos de aviones de guerra japoneses durante la Segunda Guerra Mundial. Las chupas de cuero, las bandanas en la cabeza con frases de guerra y soles nacientes al igual que mascarillas quirúrgicas son considerados clásicos para los bōsōzoku. Si hablamos del peinado está claro que el claro vencedor es el pompadour, estilo Danny Zuko. La permanente también era muy común aunque normalmente más asociada con los escalafones bajos de los Yakuza.
Mujeres Bōsōzoku
El debilitamiento de la economía y las leyes más estrictas han dado lugar a una formaciones de bandas cuasi-legales llamadas kyushakai. Estos grupos cuentan entre sus filas con miembros adultos que mantienen el estilo bōsōzoku y alguna de sus tradiciones, pero al contrario que sus predecesores, estos nuevos grupos aseguran no tener lazos con ninguna actividad ilegal. Sin embargo, es probable que el aspecto más interesante del crecimiento de los kyushakai es la involucramiento de las mujeres. La mayor parte de ellas solían ser las novias de ex-miembros bōsōzoku en el zenit de sus tiempos mozos. Estas mujeres no solían tener ni voz ni voto entonces y son irónicamente ellas las que ahora mantienen viva esta sub-cultura, reviviendo lo mejor de ella y expandiéndola más y de una manera más respetuosa y diversa.
Llevan tatuajes en su piel, se meten en peleas de bar si es necesario y como ellas mismas dicen, se pueden limpiar sus propios culos. Pero a pesar de ser chicas duras y guerreras tienen un estilo de lo más “femenino”. Tacones infinitos, maquillajes que son obras de arte como las que se ven en los tutoriales de Youtube, pinta labios rosa, uñas con purpurina, medias y pelo teñido de colores, siendo este último condición sine qua non.
Sus motos son el reflejo perfecto de su persona, cubiertas con dibujos de flores de loto y distintas tonalidades de rosa. A pesar de parecer tan femeninas son precisamente estas mujeres las que rompen con los estereotipos de género, especialmente en una sociedad de costumbres y tradiciones tan arraigadas como es la japonesa. Desafiando los roles domésticos que se esperan de ellas, puede que sean estas bellas guerreras sobre ruedas, las pioneras que que lleven a Japón a un nuevo modelo estructural basado en la igualdad de género que se espera de una sociedad moderna. Y para terminar citaré a Ginger Rogers cuando dijo: -“No hay nada que un hombre pueda hacer, que yo no pueda hacer mejor y con tacones”. Tú lo has dicho Ginger, tu lo has dicho!
Puedes ver este video sobre las chicas bōsōzoku de Japón para poder así juzgar por ti mismo:
Y aquí puedes ver un documental de VICE sobre los días de gloria de los bōsōzoku:
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